lunes, 23 de diciembre de 2013

Ya a las 8.35 de la mañana hacía 34 de sensación térmica

después de que finalmente un micro para,
vuelvo
me acuesto. 
me pongo a leer a murakami.
me duermo. 
hace mucho calor. 
a las 10.45 un mensaje. 
no lo leo. 
sueño.
a las 11.50 me despierto. 
hace mucho calor.
mucho más que antes. 
los gatos duermen en posiciones imposibles para la anatomía humana - tendremos el pulgar oponible, y esa es la causa primera de la destrucción del planeta, el arché, pero no podemos dormir así como duermen estos gatos.
leo a murakami un rato más. 
el personaje lee la montaña mágica precisamente en un hospital psiquiátrico o pseudo psiquiátrico de montaña. 
temo que ya nunca pueda salir. 
me angustio.

la vecina le grita de manera increíble a su niñito de dos años. 
pero de manera increíble. 
con gritos agudos y largos. 
de esos gritos que te dejan doliendo la garganta. 
me pregunto qué puede entender ese enano y qué idea del mundo y de la humanidad empieza a formarse en su cabeza - del mundo que silenciosamente le presenta ya interpretado su pulgar oponible. 

no hay nada memorable en el libro. 
el calor sigue. 
entonces me tapo la cara con la almohada donde seguramente está tu olor - no puedo sentirlo con este resfrío, pero sí intuirlo, como se intuye lo intuible -.
después decido que ya está bien. 
son las 12.50. 
tengo que empezar el día. 
pero hace mucho calor. 

desayuno papas fritas de paquete. 
leo la metamorfosis. 
alguien corta el pasto. 
lo sé por el olor. 
ahora sí ya te fuiste de la ciudad. 

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